lunes, mayo 29, 2006

Jardín Bóboli


Pasear por estos jardines traslada a varios mundos, todos distintos, todos el mismo. Inmensos robles cuadricentenarios, tilos, cedros, todos vetustos y renacidos por las manos de cientos de jardineros que desde hace más de cuatro siglos los cuidan. Cuidar, mantener la belleza del equilibrio entre la naturaleza caótica y ordenada, y el hábito creativo ordenado y caótico del hombre. Belleza en ese equilibrio inestable, mantenida con el esfuerzo a través de múltiples generaciones. Emoción embargada de gratitud, a los hombres y mujeres que lo han hecho posible, y a la naturaleza que lo sostuvo.
Pasear por esos jardines expande la gratitud también a todos aquellos amigos que nos han ayudado a percibir esta tanta belleza que nos rodea, esta belleza tanta de la que somos parte, la belleza en el devenir y el renacer, y esta belleza también que se ubica en ese punto esquivo del aquí y ahora.

Para Madhu y Emilio. Gracias.

sábado, mayo 06, 2006

Fernando Pessoa

Hay, con todo, momentos de meditación- y a todos cuantos meditan acaban por llegarles- en que todo está consumido, todo viejo, todo visto, aunque esté todavía por ver. Porque, por más que meditemos una cosa y , meditando sobre ella, la transformemos, nunca la trasformamos en nada que no sea sustancia de meditación. Nos viene entonces el ansia de la vida, de conocer sin que sea con el conocimiento, de meditar sólo con los sentidos o pensar de un modo táctil o sensible, desde dentro del objeto pensado, como si fuéramos nosotros agua y él esponja.

En “Libro de desasosiego”. Fernando Pessoa.

miércoles, mayo 03, 2006

Neuronas y hormigas

Elkhonon Goldberg pregunta en la Paradoja de la Sabiduría (Ed Crítica) ¿Cómo es posible que sea en la etapa del deterioro cerebral cuando aparece la sabiduría? Cuando lo hace, claro. ¿No es un contrasentido? A lo largo del libro va desenredando los temas, de tal manera que al final sabemos que menos es más y que el cerebro se organiza de forma constante con neuronas que nacen, se desarrollan y se desplazan hacia aquellas zonas que estimulamos por nuestra actividad. Se producen nuevos patrones. Somos, en buena medida, lo que hemos querido ser.

Steven Johnson, en su libro Sistemas Emergentes (Ed. Fondo Cultura Económica), explica que los hormigueros tienen una vida media de 15 años y que las hormigas de los años iniciales mantienen una conducta más irregular, mientras que las hormigas de los hormigueros más maduros, se conducen más sabiamente, como si hubiesen aprendido de la experiencia de sus progenitoras. (Recordar que las hormigas cada año son individuos distintos). De hecho “el hormiguero” ha aplicado pautas en función de su relación específica con el entorno. El nexo de unión entre las hormigas es la quimioconexión y es la base de la producción de los nuevos patrones heredables transgeneracionalmente.

¿No suena todo algo parecido, aunque sean estructuras tan distintas las hormigas y las neuronas?
Curiosidades de la vida, o quizás no. Las hormigas y las neuronas son muy diferentes, pero los patrones subyacentes quizás participan de la misma naturaleza, y de ahí su semejanza.