viernes, enero 25, 2008

Blanco color, filo navaja, riesgo.



Hace unos días escribí estas letras: "Blanco color, filo navaja, riesgo" como nota, para más tarde confeccionar una nueva entrada de este blog. Ahora pasados unos cuantos días no tengo ni remota idea de lo que me había pasado por la cabeza cocinar. Y es que es lo mismo que en la cocina. Alcachofas, judías y bacalao, puede ser una nota olvidada y escrita en algún papel, que cuando lo encuentras un tiempo más allá, no sabes que quería decir.
Nosotros los humanos introducimos un artificio en nuestro mundo, alterando lo natural. De hecho lo natural lo cambiamos, lo hacemos más artificial. Lo ARTIFICIAL PASA A SER PARTE DE LO NATURAL Y SE CONVIERTE EN NATURAL. Introducimos un proceso, que cocina, que cambia, que complejiza nuestros elementos naturales para construir otros, que también son naturales, aunque pasados por nuestra labor artificiosa. Procesar = complejizar. Y en eso estamos.

Intentaré hacer memoria. Era algo así:

El día de San Silvestre estuve en la Costa Brava y la luz, tan blanca, que se abre en todos los colores, me recordó que estamos sobre el filo de una navaja, bajo el riesgo de tropezarnos en las unicidades del blanco o de perdernos en las diversidades de los múltiples colores. La única solución fue, y es, esperar a que se hiciese de noche. Y se hizo.


La primera foto, es la luz blanca del sol reflejada en el mar. La segunda foto es cuando se estaba haciendo de noche sobre el Oñar. El paraguas es una nota dalineana, muy propia de aquellas tierras.