jueves, noviembre 30, 2006

Con qué dificultad caen los muros


"La cultura llega a inscribir en el individuo su imprinting, impronta matricial frecuentemente sin retorno, que marca a los individuos en su modo de conocer y de comportarse desde la tierna infancia y que se profundiza con la educación familiar y luego escolar. El imprinting fija lo
prescrito y lo prohibido, lo santificado y lo maldito, implanta las creencias, ideas, doctrinas, que disponen de la fuerza imperativa de la verdad o de la evidencia. Arraiga en el interior de los espíritus sus paradigmas, principios iniciales que comandan los esquemas y modelos explicativos, la utilización de la lógica, las teorías, pensamientos, discursos. El imprinting se acompaña de una normalización que acalla toda duda o impugnación de sus normas, verdades y tabúes. De ahí el carácter aparentemente implacable de los determinismos interiores al espíritu.

Imprinting y normalización se reproducen de generación en generación: «una cultura produce
modos de conocimiento entre los humanos sometidos a esa cultura, quienes, por su modo de conocimiento, reproducen la cultura que produce esos modos de conocimiento» "
Edgar Morin en Antropologia de la Libertad.


"Edipo ( en la obra de Freud) vuelve a ser el hombre que lucha contra los fantasmas de su fatalidad. El nombre de esa fatalidad no es ,al menos exclusivamente, Yocasta. No sabemos su verdadero nombre; quizá se llama civilización, historia, cultura: algo que alternativamente hace y deshace al hombre. Edipo no es un enfermo porque su enfermedad es constitucional e incurable. En ella reside su humanidad. Vivir será convivir con nuestra enfermedad, tener conciencia de ella, transformandola en conocimiento y en acto. Nuestros males son imaginarios y reales porque la realidad, ella misma, es doble: presencia y ausencia, cuerpo e imagen. La realidad, la vida y la muerte, el erotismo, en fin, se presenta siempre como una máscara fantasmal. Esa máscara es nuestro verdadero rostro. Sus rasgos son la cifra de nustro destino: no la paz y la salud, sino la lucha, el abrazo de los contrarios."
Octavio Paz en Pan, Eros y Psique