sábado, marzo 31, 2007

"Empieza a ser tiempo de releer" y "El ruido de fondo"



Aquello que produjo un gran impulso ¿dónde está? O mejor,¿dónde estoy? Porque leer, en parte, es leerse a uno mismo a través de otro. Aquella lectura antigua ¿volverá a impactar? ¿Facilitará que nos reconozcamos? Que impresión tan angustiosa si no nos podemos ya reconocer, obligados a un valeroso ejercicio de actualización de nuestra auto percepción. Y sin embargo es tiempo de releer.

El negro sobre blanco me ha parecido siempre una expresión pobre. Es como darle patente de corso sobre la verdad. Tantos lectores habrá, tantas lecturas tendrá. Como la música. Las notas están allá, negro sobre blanco, asomadas sobre su pauta, y ¡qué distintos sonidos pueden llegar a nuestros oídos según quién y cuándo las interprete. Jose, que es un experto en ello, lo sabe. Y yo, tímidamente me he atrevido a asomarme sobre estas cinco líneas negras… Es tiempo de releer y también de escuchar de nuevo.

Hace unos días, en una tienda de segunda mano encontré un disco antiguo con canciones napolitanas cantadas por el mítico Giuseppe Di Stefano. Cuando lo puse, después de lavarlo con agua y jabón, sonó una voz maravillosa, ¡pero sobre un fondo de ruido! Con los Cds actuales ya no estamos acostumbrados a este acompañamiento. La técnica Laser nos ha traído una nueva realidad, sin ruido. Y ello me hace pensar que al volver a releer no hemos de buscar únicamente el pensamiento puro, sino que también escuchar con atención y aceptar nuestro propio ruido de fondo.

Copio de Salvador Paniker: “Como quiera que uno no sabe donde está lo más relevante de su discurso, me ha parecido conveniente no disimular los propios titubeos; dejar espacio para los parásitos. El discurso filosófico ha de incluir hoy la suciedad, el ruido de fondo, la interferencia. Estamos ya maduros para los ruidos O lo que es lo mismo, estamos ya maduros para el azar. Precisamente el azar……habrá de ser el gran campo de experimentación, privado y público de la nueva era.” En: Aproximación al Origen. Ed. Kairós

lunes, marzo 26, 2007

VIAJE HACIA LA LUZ



¡Qué felicidad nuestra Naturaleza! Vivir y revivir. Nacer al mundo, al hombre, a Dios. ¡Tantos nacimientos! Y cada uno de ellos más gozoso.
¡Qué maravilla nuestra Naturaleza, que al morir sólo lo hacemos (y en parte), en el mundo! La muerte no nos alcanza en la creación del hombre y mucho menos en Dios. No necesitamos renacer, porque no morimos.

En el camino encontramos

Flores,
Arena,
Olor a tierra húmeda,
Y cristales de agua

Y luego,
el agua cristalina, la tierra húmeda, la arena y las flores nos acogen.


En recuerdo de Papá, que ahora sería ya muy viejo.

Foto: Puesta de sol en Polonia