domingo, marzo 26, 2017

60 aniversario de la Unión Europea

Ayer*, 23 de Marzo de 2017, mi padre hubiera cumplido 102 años, una edad casi imposible. Nació en plena Primera Guerra Mundial, creció bajo la dictadura de Primo de Rivera y en la veintena vivió la adolescente y enloquecida República, tan llena de desprecio por la opinión de los adversarios políticos. Una inmersión en la confusión que las ideas brindaron al impactar sobre las comunidades. Después, se impuso la fuerza y la locura general. Cuando yo vine al mundo, en 1954, todavía era todo estrecheces y aislamiento. Hubieron de pasar muchos años hasta que vivimos el giro de la transición y, por fin, en 1986, la admisión en la Unión Europea. Poco después, mi padre murió. Una cierta satisfacción le llenaba: le parecía que todo aquello había adquirido la dimensión correcta, el camino adecuado, que se había llegado a un puerto seguro donde la modernidad y la aceptación de las diferencias, constituían la base sobre la que construir un espacio común donde todos podían encontrar cobijo. Un largo recorrido desde los imperios contrapuestos de las ideas, cada una de ellas en el intento de construir su propio "realismo social" hasta llegar allí, al ámbito del pacto, entendido también como la superación del atávico sentido territorial –nacional– de nuestra especie en la definición de un marco de intereses y valores comunes.
     Ahora, me encuentro en un vuelo barato dirección a Roma para defender una actitud generosa, amigable, que permita superar el divorcio impuesto por una parte de la comunidad que dejó de comprender que al fin, el interés particular, nacional, mejora bajo el paraguas del interés general (1).
     Mañana la UE cumple 60 años. Se echará en falta a los británicos, y será necesario mostrar a los temerosos de lo suyo, que la acción generosa y colectiva es la mejor forma de organizar el espacio común y defenderse de los riesgos venideros.


Este espacio no es tanto un territorio como una forma de ver y entender el intrincado mundo en el que, queramos o no, participamos. En él encontramos una incesante mezcla de hombres y mujeres, los de siempre, los que vinieron tras los dramáticos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, los subsaharianos que sobrevivieron a innumerables naufragios mediterráneos, así como los que hoy día, desde Oriente Próximo son desplazados por esa crueldad que los humanos somos capaces de desarrollar. Olvidamos demasiado rápido lo fácil que es caer en los infiernos; y es que, de hecho, están ahí, escondidos y al acecho (2).
     Por eso voy a Roma, porque la libertad se construye para ahogar esos recodos oscuros; es el blanco, como síntesis de todos los diferentes colores, el único con capacidad de tapar al negro y dar una cierta luz de esperanza, dentro de un contenido pesimismo, claro.
     Mañana, una de las banderas que ondeará llevará el nombre de mi padre y el de toda una generación que vivió tiempos confusos y amargos, y que, al fin, vieron una posibilidad de convivencia pacífica que se llamó Unión Europea. Ondeará no por ellos, si no para dar respuesta a los riesgos que se ciernen sobre las generaciones venideras.

¡Feliz Aniversario, y por muchos años!







*Texto escrito en el avión rumbo a Roma.

1. Una lectura interesante: 

"Las sociedades contemporáneas –y de manera muy particular las sociedades europeas– producen riesgos –sociales, económicos, ecológicos– y deben organizarse para gestionarlos conjuntamente. Esto resulta necesario sobre todo en ámbitos caracterizados por la complejidad y la densidad de las interdependencias, donde son más patentes los límites de la acción soberana. La Unión Europea puede entenderse como un espacio de gobierno de riesgos a los que se enfrentan sus miembros. Una comunidad de riesgos implica un reconocimiento de que se está amenazado por similares amenazas a las que solo cabe hacer frente en común. El objetivo de una Europa social entendida como comunidad de riesgos no sería otro que sostener los Estados de bienestar europeos a nivel sintético protegiendo, por ejemplo, sus vulnerabilidades asimétricas frene a las poderosas inestabilidades globales."
Daniel Innerarity



2. tal la bestia me hacía sin dar tregua,
pues, viniendo hacia mí muy lentamente,
me empujaba hacia allí donde el sol calla.

La Divina Comedia. El infierno.
Dante.