domingo, junio 17, 2007

Licenciatura

El 10 de Junio se licenció mi hija Mar en Medicina. Y este hecho me hace reflexionar sobre dos cosas: la licenciatura por un lado y la Medicina por otro.
Licenciarse es llegar al dintel de una puerta, que se encuentra abierta y atravesarlo hacia una nueva forma de estar, hacia una nueva capacitación reconocida por los demás. Es un nacer, en este caso, a una edad adulta y profesional. Nuestra sociedad compleja hace renacer a nuestros jóvenes a edades avanzadas. Las sociedades primitivas hacían coincidir este segundo advenimiento a la madurez sexual. Aquí ya estamos lejos de este punto. ¿Cuántas veces a lo largo de nuestra vida vamos a renacer? ¿En cuántas ocasiones habrá un cambio sustantivo, un salto hacia una nueva condición? En las sociedades antiguas, parece que el hombre y la mujer sólo nacían a la vida y luego a la sociedad adulta reproductiva. Nosotros, además, le hemos añadido la autogestión personal a partir de la estrella de los 40, en donde un diseño propio nos modula retroactivamente. Después… la distancia, nuevamente la pluridimensión velazquiana.

La Medicina, actividad que viene desde lo más profundo de nuestra historia, trasformándose y trasformándonos. La Medicina, que primero fue conocimiento revelado por la naturaleza, luego, bastante más tarde, conocimiento revelado por la misma imaginación del hombre, (ayudando al hombre a hacerse hombre según sus propios criterios), y finalmente conocimiento tomado prestado de todas aquellas ciencias y la tecnología que nos acompañan desde hace tan poco tiempo. Todos estos estratos del conocimiento perduran hoy día, y sobre todo, progresan, permitiendo un incremento de nuestra capacidad de definición científica que nos ha de enorgullecer, pero permitiendo también un incremento de nuestro conocimiento y definición del ámbito de lo humano, de sus condiciones, de su dignidad. También el conocimiento revelado se ha depurado llevando la compasión a dimensiones de fórmulas sociales basadas en la solidaridad.

Licenciarse en Medicina es pues algo más que licenciarse. Es acceder a este conocimiento de múltiples universos o "multiverso” en donde la presencia de cada uno de nosotros es determinante. Es entrar en un juego variado de colores, de matices, de significados profundos. Es dejarse mojar por todas la emociones, empaparse de ellas y a través de ellas sobrevivir y ayudar a sobrevivir. Es ésta, nuestra última licenciatura.

Felicidades Mar!

martes, junio 05, 2007

Bienvenida Mrs. Mosca

Hoy ha entrado por la ventana de la cocina la primera mosca del verano.
Hoy es un gran día. Todos los que me conocen de antiguo saben de mis “moscas”.
La primera vez que fui consciente del hecho vital de que existiesen moscas, fue un día que mi padre, que era un señor de los de antes, se enfadó porque Dalí había pintado una mosca junto a la imagen de un obispo. Claro que en aquél momento, mi padre no cayó en la cuenta del episodio de las moscas gerundenses, pero en este caso tanto da. Dalí había conseguido su objetivo. No fue hasta muchos años más tarde que mi padre, después de una visita al Museu Dalí de Figueras entrase de lleno en las oníricas ondas dalineanas. La realidad convertida en "sueñilad" o el sueño convertido en "realueño", porque la frontera entre ambos no es precisamente impermeable y cuando “llueve” todo queda mojado.
Las moscas, pues, me han acompañado siempre, y he podido encontrar, a medida que me he ido mojando, múltiples poemas y cuentos, al igual que cuadros y dibujos de tantos otros humanos impresionados por este animal volador.
Y después de tanta lectura y observación, ahora, mis amigas las moscas, están integradas en la proyección de mi vida que monto precisamente para percibirla (y vivirla), como hacemos cada uno de nosotros. Y por eso, cuando las veo al inicio del verano, me alegro y les doy la bienvenida.

Foto: Extraordinaria y bella mosca que el año pasado tuvo a bien posarse sobre una hoja de mi limonero.