sábado, diciembre 14, 2013

Nadala 2013





Amanecer del día 7 de diciembre en el Montseny

"Tempus fugit"  pero el deseo permanece



      Este es el reloj que durante más de cincuenta años marcó las horas en nuestra casa familiar de la calle Muntaner. Un buen día de esta última primavera se paró sin remedio, retuvo la hora y con ella, a mi madre. Cuando vaciamos el piso quedó allí, testimonio único de un tiempo cerrado, de una  sucesión de aconteceres, que unidos por su tic-tac construyeron la vida de la casa donde nací.

      Ahora, que se acerca la Navidad, ya no habrá lo que había, todo será en apariencia nuevo, pero en nuestra mano estará que sea, además, renovado, fruto de la  voluntad más profunda. Serán otros tics y otros tacs los que hilvanarán nuevos aconteceres, ahora y como siempre, en la búsqueda y en la esperanza de una felicidad plena.



Así, pues, ¡FELIZ NAVIDAD!








Nadala 2012

viernes, noviembre 01, 2013

Autorretrato, o “Un Pié de Rey sobre  fondo en blanco y negro”




Raza blanca, caucásica, cabeza  casi cuadrada, fotosensibilidad de piel  tipo I , color pelo castaño con canas, algunas, en las patillas. Afeitado. Tamaño de la frente,  4,6 cm. Tamaño de las cejas: 6 cm. Entrecejo, 2,6 cm. Tamaño longitudinal de la nariz: 4,9 cm. Tamaño anchura nariz a nivel de orificios nasales: 4,1 cm.  Perfil de la nariz, algo aguileña. Tamaño orejas: 6,4 por 3,9. Ángulo implantación de las orejas:   20º. Color de los ojos, azul grisáceo. Tamaño de lo ojos: longitudinal 3,5 cm, vertical (abiertos) 2 cm.  Tamaño de la boca cerrada 6,1 cm., abierta, 6,7 cm.  Dientes blanco matizado y pequeños. Labios ni finos ni gruesos. Pómulos poco sobresalidos, mejillas rellenas. Piel grasa con recuerdos del acné juvenil. Discreta papada.
He aquí la descripción pormenorizada de las características antropométricas y antropofísicas de mi autorretrato. Medidas realizadas con pié de rey, lo más exactas que me ha sido posible. Sin embargo, no hay que olvidar que todas estas condiciones anatómicas han sido modificadas a través del tiempo por los elementos que han constituido el entorno,  ese fondo en blanco y negro sobre el que destaca el autorretrato.  Nacido en la posguerra tardía, todavía  con cartillas de racionamiento en circulación, de familia de clase media, educado en una escuela extranjera y seguidor de la profesión paterna, son los trazos que luego coloreados sustentan en el aire el rostro que intento explicar.  Pero, ¿cómo introducir en él y explicar las líneas de dolor o estrés que lo atraviesan?, ¿cómo dibujar las miradas de compasión hacia los demás, o de aquellas de súplica, frente a los abandonos sufridos, o aquellas otras, oblicuadas, de suspicacia o astucia? ¿Y las líneas de expresión que reflejan sentimientos de felicidad, bienestar, contemplación, y empatía, donde ponerlas? Mirar, ver y volver a mirar, son la base sólida del construir de nuestros mundos. ¿Cómo reflejarlos? ¿Cómo transmitir todas las construcciones de esos universos vividos? Es más, ¿cómo participar a los demás que los hemos cambiado, modificado, en definitiva, que hemos crecido, que hemos vivido?  Y si el intento fuese ciertamente exitoso, ¿no nos encontraríamos al finalizarlo que ya no sería así, porque de hecho ya habríamos cambiado? Así, como parece , el autorretrato no es posible, ni con el pié de rey, ni con los matices de los grises, ni tan siquiera con los colores que nos dan forma, tan sólo me queda reconocer que, más allá de los límites explorables con las palabras, soy un hombre.
La luna sobre Les Agudes del Montseny


       Este es un texto que escribí hace tres años. No he cambiado tanto, solo que ahora llevo barba. Hoy es primero de noviembre, el mes en que recordamos a nuestros difuntos, intentamos volver a ver la expresión de sus caras para entrever de nuevo aquellas vidas, que en parte fueron las nuestras. Sus surcos, sus líneas de expresión, aquello que nos hace semejantes en ese silencio interior no compartible.

       Sí, los recuerdo. A todos.

martes, octubre 01, 2013

Tiempo y memoria



El Atlántico en Madeira
Hilar los sucesos es dar forma al tiempo. Después, el zigzag por la trama de la vida construirá un tejido teñido de memoria. Así nacerá este paño, año tras año, así envejecerán sus estratos más antiguos, para luego desgranarse en el olvido. Al fin, el tiempo es el soporte que, en cada uno, sostiene todo el ir y venir de la rueca.

sábado, junio 08, 2013



           En un pequeño trozo de papel mi madre escribió hace un par de meses esta fecha. Quizá fue la última vez que escribió una. Letra redondilla, algo irregular e insegura de mujer mayor, nonagenaria. Pocos días después enfermó y en escasas cinco semanas su tiempo se paró en la madrugada de ese día.





            Tuve el privilegio de acompañarla en sus postreras horas, esas en las que es necesario romper el último miedo.

            A las cuatro de la mañana del lunes 3 de junio, la noche, ya más cálida de este inicio del mes de Junio, se resistía a dar paso a la madrugada; la luna decreciente nos miró de reojo a los dos. Estábamos mano a mano, ella y yo. Ella, en su fatigoso trabajo de lograr una bocanada más de aire, y yo, en el esfuerzo de aceptar otra realidad interna, porque aunque ella se estaba yendo, otra cosa es la que en uno  muere: la mirada del otro que nos sustenta.  Finalmente vinieron los primeros albores, y la nueva luz de la habitación nos recogió. A Mamá, esa misma luz, divina, cada vez más intensa, la incluyó en su seno devolviéndola a los suyos, a sus padres y a sus hermanos y, como no, a su marido Luis.

           Ahora toca el momento de reconstruir otro mundo, renovado, que con su recuerdo, de buen seguro será todavía mejor.

sábado, abril 13, 2013

En recuerdo de Carlos

Me han dicho que te has ido ya. Eras el más joven de la clase y te ha tocado a ti abrir el último camino. Años de juegos infantiles, luego adolescentes y un largo silencio mutuo después, solo interrumpido en dos ocasiones, una noche de reencuentro y otra al inicio del último verano. Entonces casi pudimos redescubrirnos en la esfera más íntima, tú por debajo de tus gestos y yo de mi máscara. Siempre hemos sabido que estábamos ahí, y hacía tiempo que habíamos comprendido que a pesar de las aparentes diferencias, la materia de ese suelo era semejante. Conocerte lo he hecho a través de mi, había un rincón que eras tú. Creo que tú también me has conocido a través de ti. Son huellas juveniles, a veces dolorosas, pero queridas por propias, y tan adheridas que son inarrancables. Es por eso que, aunque digan que te has ido, aquí te encuentro.

Mi padre, el padre de Carlos, su madre Helena, mi madre, Carlos y yo

sábado, enero 19, 2013

Nuevo Blog "Mis Quijotes"



Mi Quijote Berlinés


Corría el otoño del año 2002, época en que ya hace frío en Berlín, más cuando llegas a él desde el mediterráneo en visita de tres días. Así es que íbamos abrigados con unas zamarras bien gruesas. Berlín es una ciudad con múltiples mercadillos de antigüedades al aire libre, a los que como buenos turistas fuimos a  parar.  Removiendo todo tipo de baratijas, porcelanas desaparejadas, cubiertos viejos, platos y jarrones,  apareció un Quijote en alemán. Lo hojeé sin más, pero  como el que no quiere la cosa le pedí al hombre qué valía. Realmente por los tres marcos que me pidió dudé unos instantes en comprarlo aún sabiendo que nunca leería un quijote en alemán y en letra gótica. Era algo así como una broma.  Seguí removiendo. Como no encontramos nada de interés decidimos seguir camino, pero al salir del área de exposición de las caóticas y no menos mugrientas cosas de ese vendedor, éste se me acercó y muy cortésmente me preguntó si estaba en realidad interesado por el Quijote. Pensé que me iba a ofrecer un rebaja en el precio del libro, aunque ya era muy barato. También, acentuando mi cortesía,  le respondí que no lo sabía, que en todo caso me lo tenía que pensar.  Entonces el vendedor, señalándome mi brazo, me dijo que ya lo llevaba. Y, ¡era cierto! Me había puesto el libro debajo de mi brazo izquierdo bien apretado al tórax, pero con tan grueso abrigo no me estaba dando cuenta. Todos nos pusimos a reír y evidentemente de mi bolsillo salieron los tres marcos y mis disculpas. Fue así, con este incidente, cómo se inició mi colección de Quijotes en todas las lenguas que he podido encontrar, siempre con la idea de libros que tuviesen ya su propia historia, que explicasen algo más de la presencia viva de Don Quijote entre nosotros los humanos de todas las latitudes. Y así, poco a poco me he ido adentrando en la obra principal de Cervantes, que no es sólo los textos que publicó en 1605 y 1615, sino también toda la cola estelar que ha acompañado y marcado nuestra  edad moderna.


  
A este primer  libro traducido al alemán le han seguido hasta el momento más de veinte traducciones a otras tantas lenguas. Los he ido adquiriendo principalmente por Internet y también en mis viajes. Es un motivo de divertimento viajar por las distintas ciudades e ir buscando por las librerías de viejo algún Quijote. Luego, en casa, se abre la imaginación pensando y recreando una posible historia; buscar datos escudriñando en la red, conocer personajes perdidos en la memoria que vivieron traduciendo una historia del siglo XVI-XVII para unos lectores de culturas, a veces, totalmente ajenas y alejadas tres o cuatrocientos años en el tiempo.  Y ahora, mediante este blog que se inicia, todo viajará a la velocidad de la luz. Don Quijote montado sobre un Rocinante de luz!

A mi nuevo blog: Mis Quijotes