miércoles, febrero 26, 2014

Formas

Estatua de Isis encontrada sumergida frente
a Alejandría


Al mismo tiempo que la línea traza un contorno, mientras delimita un espacio, en ese mismo instante está dibujando un sin fin de poros por los que otra posible realidad más profunda, gracias a la transparencia, se hace presente. El lápiz se esfuerza en demarcar un trozo del universo, pero la realidad, aunque solo sea oquedad, se infiltra insistente a través de los resquicios, que siempre hay y encuentra, para hacerse visible. De manera semejante la soledad, tan infinita, esa que está siempre, apunta y emerge por todos los recovecos que los aconteceres dejan entre sí. Entonces, su superficie áspera se vive hasta el fin del tiempo, sin posibilidad de vuelta atrás.
         Berlín, agosto de 2006 en Martin Gropius-Bau, fue cuando me encontré de frente con Isis, la rescatada del fondo del mar frente a la costa de Alejandría, la diosa egipcia más femenina, la más amorosa, toda ella transparencia, desnudez diáfana tras una túnica de pliegues contorneados. Desde entonces vivo suspendido en la espera de conocer si detrás de las formas es verdad que hay una realidad no hueca mayor que la solitud.

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